En la base de la filosofía de Acqua delle Langhe hay una cuidadosa selección de las materias primas y una búsqueda inexausta del equilibrio ideal entre las notas de cabeza y de fondo, pero también su intenso vínculo con el genius loci, y en particular con el área de Alba que los romanos habían rebautizado Alba Pompeya.

De hecho, esta línea icónica tiene sus raíces en el Piamonte de las Langhe y en sus peculiaridades territoriales, entre enología y tradiciones aristocráticas: precisamente en estos valles cobran vida perfumes embriagadores nacidos de la miscelánea de cítricos y pitosforo, trazas de uvas nobles y toques de turba, cuero y tabaco con un regusto salino y acentos florales ligados a los efluvios de los setos que adornan las orillas del mar.

Los perfumes y la imagen producida se estudian en Dogliani burgo en el corazón de las Langhe, mientras que todas las fases de elaboración tienen lugar en el pequeño taller a las puertas de Milán, donde las manos hábiles y expertas trabajan para realizar cada fragancia en un equilibrio perfecto entre evanescencia y persistencia.